lunes, 18 de junio de 2007

POLANCO / MACO


DE LA RUINA AL ESPLENDOR
Exposición Colectiva de Artistas de la Galería Lart23tres
Proyecto: Lucia Muñoz / Curador.Luis Rius Caso
El esplendor nace de la conciencia de la caída, de la muerte, de la oscuridad, del caos…de aquello que sin poder determinar con precisión (quizá sólo a través de sus fantasmas), identificamos con lo real. El esplendor no pretende anular o esconder ese real, como en un momento dado lo pretendieron “iluminaciones” modernas, con sus síntesis supuestamente “armónicas”, polarizadas y reductivas. No es la luz que busca cegar, entonces, a la mirada, sino el fulgor que surge al asumir lo real, aún con su cercanía con lo que no queremos o no podemos ver o sentir, como la muerte, como lo abyecto, como la perversidad que apenas se insinúa, como lo indeterminado de algo que todavía no es o, en otro extremo, de algo que fue construido y se destruyó (como unas ruinas).
El arte de las últimas décadas no ha sido ajeno a esta nueva cultura de lo real. De hecho, sus continuas investigaciones en este terreno han sido determinantes en el proceso ruptural que desde los años 90 advertimos en el horizonte de las artes plásticas. Efectos muy notables y recurrentes de ello los tenemos en propuestas que investigan en torno a las grandes construcciones culturales, hoy en crisis (en ruinas?), como son las identidades, los nacionalismos, los roles sexuales, la belleza, la idea misma de arte, en fin, las representaciones de una realidad y, por tanto, la realidad misma.
En esta línea, las tendencias más extremas que se han identificado con el llamado Shock de lo real, saturaron en los últimos años el espacio artístico global con objetos, acciones, situaciones o ideas orientadas a poner en escena cadáveres, fluidos y secreciones del cuerpo, acciones diversas involucradas con contextos reales (evitando las mediaciones), etcétera. Agotadas por el exceso, estas propuestas fueron dando paso a otras que retomaron la lección de retomar lo real sin las evasiones suscritas por la belleza y los cánones del buen gusto y de la estética convencional.
Nuevas formas de enfrentar lo real con nuevas construcciones que no implicaran una “armonía” forzada ni un descarte de lo relacionado con lo orgánico o lo no grato del cuerpo humano o de la vida orgánica, por ejemplo, empezaron a perfilar una tendencia más reivindicativa del arte, toda vez que retomaba también al misterio, a la sensación, a la sensibilidad, a la belleza y a otras categorías estéticas, como dimensiones compatibles con lo conceptual y con lo real. Se trata de propuestas que el teórico Mario Perinola ubicaba en la sombra del arte, en lo no visible en el objeto pero patente en su sombra, y que presagiaba un futuro esplendor al momento de concretarse en un nuevo objeto.
Este esplendor es efecto, entonces, de una síntesis que respeta la complejidad, la contradicción, lo no necesariamente negociable por contrarios que se relacionan en el antagonismo. Es un esplendor dialógico que a cambio de algunos costos nos ubica mejor (o de nuevo) en el mundo. Con alegría, con deseo, con esperanzas, con ganas de ser y de estar...
A su vez, Maru de la Garza reconstruye en el espacio artístico una vivencia propia, real, que nos recuerda a plenitud la noción de esplendor empleada por Perniola. Explica la artista: La piel de la memoria, instalación con la que participo […], indaga sobre la conformación del yo. El olvido es percibido como un sueño, una ilusión, una esperanza que cobra vida a través de la memoria de otros, de donde surgen importantes preguntas sobre la singularidad, los recuerdos y la identidad.


MAS ALLA DE LA MEMORIA / por Samuel Mesinas
Es la piel la última parada de la memoria. Donde la cifra del tiempo aparece tatuada, donde el yo florece y muere.
“El olvido es percibido como un sueño, una ilusión, una esperanza que cobra vida a través de la memoria de otros, de donde surgen importantes preguntas sobre la singularidad, los recuerdos y la identidad”., dice Maru de la Garza (México, 1961), artista visual interesada en el flujo de la existencia como un proceso artístico inacabado, eterno, lleno de misterio.
“La piel de la memoria”, es su mas reciente proyecto: performance-instalación que se realiza hoy, por segunda ocasión, a las 20 horas, en la joven y experiemental Galería Lart23tres, Óscar Wilde 9, Polanco.
Maru de la Garza hace meses cayó enferma. Del padecer poco se sabe; ella nada recuerda. Por un largo periodo la memoria se evaporó hasta dejar su mente en blanco.
“Fue parte de mi vivencia; sesenta días sin recuerdos concientes durante los cuales me cuidaron veinte mujeres. Un paréntesis en mi vida y en la vida de cada una de ellas; asi la vivencia de quienes me acompañaron ahora me brinda la oportunidad de reconstruir mi memoria”, explica.
En la búsqueda de los recuerdos, de esos breves instantes que hacen los momentos gratos, de las sensaciones y los aromas que rodean la vida, esta artista ha construido su discurso estético, y desarrollando sus preocupaciones sociales.
Apoyada en reproducciones del inmobiliario hospitalario, semejante a los que estaban en donde fue atendida, así como de fotografías de las palmas de decenas de manos, que le recordaban las caricias y los tratos que recibía, de la Garza proyecta sobre ella dichas imágenes, mientras emula a una mujer desvalida, abandonada por los instantes que conforman su memoria.
Las imágenes de las manos son de las mujeres que la atendieron, quienes fueron videograbadas y fotografiadas. “sus relatos, sus manos, su cabello y su ropas son materia prima para desarrollar este proyecto”, apunta.
La instalación es parte de una exposición colectiva titulada De la ruina al esplendor, conformada por pintura, video, fotografía y arteobjeto que se exhibirá durante el mes de mayo. (Diario monitor, 28 de abril, 2007.)

EL MAR DE LA MEMORIA
por Gabriel Escalante

Resulta complicado tratar de resumir la producción artística de Maru de la Garza (México, DF) que es bastante extensa, orgánica y personal. Parte esencialmente de un proceso interior mas que una preocupación en torno a los medios que utiliza. Se trata de un ejercicio de equilibrio entre expresión plástica recurriendo primordialmente al medio fotográfico, a sus posibilidades espaciales. Por otro lado una incidencia particular cuando aborda momentos climáticos de su vida. Estas inquietudes son manifestadas desde diversas perspectivas visuales. Su lenguaje opera inicialmente de forma instintiva, y es hasta después de realizar las piezas que la artista encuentra reminiscencias de imágenes de su infancia. Quizá breviarios anecdóticos de su familia o bellas evocaciones a sus amigos. La necesidad de generar sus propuestas surge desde que iba a la universidad, en el primer momento que toma su cámara análoga y emprende discusiones alrededor del trabajo fotográfico de otras personas. En los cursos a los que asistía y con el consejo de la fotógrafa Ana Casas Broda, encontró las vertientes que le permitirían expresar un universo personal donde sus hijos, su marido, su abuela, su madre, su primas, sus amigas, sus hermanas, etc. son los protagonistas reales de las historias que narraba en ese momento. Gestos fotográficos registran sus anhelos y variantes de las mas íntimas recurrencias. Esa relación le permitió entender que lo que ella fotografiaba era el vínculo infranqueable del amor hacía su familia y lo que la rodea. Una lógica que trabaja sobre la comprensión de una forma de conocimiento interior.
De los vínculos que unen a la gente que amamos o añoramos.
El proyecto Raúl y Yo (2003-04) es desarrollado en múltiples perspectivas, elaborando una reconstrucción temporal del aspecto físico de su padre. Un happening documental personificado por ella misma, en donde a través de diversas representaciones fotográficas viste objetos y la ropa de su papá y abuelo. Primero experimento en el estudio. Luego comenzó en un museo de Jalapa en Veracruz con un bigote simulado y un par de zapatos de hombre que había comprado en una venta de garage para transformarse y dar un paseo por la ciudad. Luego, nuevamente convertida en Raúl, la artista llega hasta un café en el centro de la ciudad de Madrid, donde realiza una acción sobre el transcurso y desintegración del tiempo. Recorre así parques, hoteles, lagos, el metro y un estadio de football. Existe realmente un gran parecido entre la caracterización y las fotos que existen de su padre. Reinventa una nueva visibilidad de su propia existencia dándole a su padre una nueva dimensión efímera. Manifestación traducida en series fotográficas reinterpretando retratos de su infancia, imágenes extraídas de algún álbum familiar o de los recuerdos. Las proporciones de estética y ética coinciden, entonces la cura se habría vuelto el ejercicio. La obra se convierte en una catarsis para la artista como en algunas piezas de Sophie Calle o en la segunda época creativa de Lygia Clark. Donde aparecen estos mecanismos donde la autoría de la obra es entregada al espectador para que deje de serlo, y se redescubra su a si mismo reflejándose en el otro. La problemática de la función social del artista es reexplorada desde sus prácticas relacionadas con el happening o el performance donde imponen elementos de su propio entorno, creando así una narrativa personal donde se sitúa el artista como autor y personaje a la vez. Su proceso tiende a un espacio en medio de la ficción y la realidad, cruzando sus fronteras mientras examina sus significados; estos pueden estar escondidos o disimulados con un sentido de intimidad.
En distintos momentos su trabajo es abordado de una manera terapéutica. Una expresión que subsana diferentes pasajes de su vida donde se transforma y subvierte los recuerdos que posee.
Subsecuentemente elabora registros enfocados en la documentación de su vida cotidiana, averiguando su propio entorno desde el tiempo con su pareja, diversión con sus hijos, sus caminatas, sus mascotas, su casa y esencialmente todo lo que le rodea. He inicia la proyección de eventos anecdóticos relacionados con sus recuerdos infantiles.
De pronto recibe la noticia de una persona allegada que tiene cáncer. En el transcurso de ese día cuando la artista regresa a su hogar, ejecuta un perfomance frente a su cámara de manera espontánea y complejamente simbólica sobre la representación de la enfermedad.
Episodio femenino (2005) es el registro de esta acción donde la artista viste una playera blanca para después hacerle cortes en los pechos y finalmente ser bañada en leche. Nuevamente reacciona de una forma catártica respecto a su entorno inmediato. Después extiende estas representaciones fotografiando los pechos, principalmente de sus amigas, con sus respectivas hijas, madres y abuelas. Una especie de registro genealógico en el mismo encuadre que utilizaría para Mitocondria (2005). La evocación femenina que utiliza este video es de una manera mas narrativa. Donde cuatro generaciones, desde la abuela de Maru hasta su hija, responden a preguntas sobre recuerdos, deseos, y mensajes de un retrato de complicidad mientras se beben un vaso de leche.
Como si fuese la proyección de la misma mujer que es retratada en diferentes momentos de su vida.
Esta es la otra parte esencial en su discurso, pues es cuando retoma aquel fragmento que había olvidado, la mitad que estaba allí presente y que venía a equilibrar la exploración crítica que había hecho anteriormente sobre su padre. Esto concluye un ciclo en el trabajo y en la vida de Maru.
Su obra sigue respondiendo a un eje conductor en la reacción inmediata frente a hechos que inconscientemente se manifiestan. Paréntesis (2006) es resultado de una experimentación posterior a una crisis donde la artista es hospitalizada. Gira en torno a la reconstrucción de un pasaje de su vida, almacenado en algún archivo de su memoria que desapareció durante 60 días cuando estuvo bajo el cuidado de sus amigas y conocidas mientras estaba en el hospital.
Maru no recuerda nada de aquellos días, cuando todas ellas iban a acompañarle y a leerle libros.
Nuevamente ha contactado a casi todas las mujeres que estuvieron con ella para registrar en video sus entrevistas. Les hace preguntas que le permitan recuperar esa memoria perdida. Indagando sobre los hechos que se desvanecieron de sus recuerdos. Evoca sensaciones más que imágenes. También esta utilizando el cabello de estas mujeres para diseñar patrones mobiliarios, así como las ropas o uñas para construir una especie de objetos relacionales que entren en contacto con el espectador. De igual modo explora en esculturas fotográficas las conexiones entre ellas o la yuxtaposición de las palmas de las manos que la cuidaron. Ha comenzado a seleccionar pasajes de los libros que sus amigas leían con ella, que después son encapsulados como la evidencia de una entrañable ausencia, rebasando el objeto único de valor personal. Un eje profundamente enraizado al inconsciente aparece subsecuentemente en la obra de Maru de la Garza. En los ejercicios de búsqueda interior subyacen interesantes preguntas sobre la representación que produce en sus actos performaticos, realizados con una emocionalidad intrínseca. Finalmente la artista define la memoria como algo parecido al mar; donde primero todo se mantiene arriba pero después comienza a hundirse y solo algunas cosas logran permanecer en la superficie. Lo demás, irremediablemente se precipitará hacia al fondo para convertirse en restos de un sedimento difícil de remover. Sin embargo en su obra el olvido es percibido como un sueño, una ilusión que cobra vida a través de la memoria de otros, de donde surgen importantes preguntas sobre la singularidad, los recuerdos y la identidad.

CIUDAD DE QUERETARO



ARTES VISUALES / EL UNIVERSAL / 01 DE JUNIO DE 2007
MÓNICA MEYER
Me gusta el arte que sabe ser cómplice, aquel que no se queda guardadito en el museo ni que piensa que su único destino en esta vida es casarse con un coleccionista.
El lunes pasado se inauguró la muestra Episodios femeninos de Maru de la Garza (DF, 1961) en el Centro Cultural Raíces (Eugenia y Pitágoras, colonia Del Valle) que pertenece al partido Alternativa Socialdemócrata, que al parecer está muy interesado en abrir sus espacios al arte y la cultura.
El motivo de la muestra es que el 28 de mayo se conmemora el Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer, cuyos orígenes se remontan al quinto Encuentro Internacional de Mujer y Salud en Costa Rica en 1987.
No soy dada a conmemorar fechas. Los cumpleaños me dan flojera y detesto celebraciones como el Día de la Madre por comerciales y cursis. Por encima de todo me niego a festejar cualquier fecha que conmemore una guerra, incluyendo las de independencia, porque glorifican nuestra incapacidad para resolver conflictos. Pero marcar un día para concentrarnos en problemas como la destrucción del medio ambiente, el tabaquismo o la violencia en contra de las mujeres, me parece una estrategia útil que apoyo.
En un mundo eminentemente patriarcal es vital reflexionar sobre la salud de las mujeres. Defenderla implica cuestionar la feminización de la pobreza y combatir la violencia, sea o no intrafamiliar. Es pugnar por el acceso a servicios médicos adecuados, pero también por leyes que garanticen la maternidad voluntaria y el ejercicio libre de nuestra sexualidad. Qué mejor que usar el arte para luchar por todo esto.
Episodios femeninos es una videoinstalación de 2005 que surgió después de que la madre de la artista padeció cáncer de seno.
En el video vemos a De la Garza vestida con una camiseta blanca. La toma es un acercamiento que la muestra de la boca a la cintura, en la que corta la tela alrededor de su seno izquierdo, cose el hoyo para cerrarlo, ve la "cicatriz", reacciona, se desviste y se pega el pedazo de tela cortado sobre ese seno. Al final se abraza.
Si bien el video nos deja con una sensación de vulnerabilidad, en el contexto de la instalación la propuesta se inclina hacia una reflexión sobre el vínculo materno, ajena a la victimización, ya que incluye una serie de fotografías de torsos desnudos, sanos, de mujeres con sus hijas, madres o abuelas. Para la artista la interrogante es si "importa la edad para enfrentarse a la posibilidad de la enfermedad", pero a mí me hizo pensar que la genética es causa de algunas enfermedades, pero también esa cadena firme que nos permite resistirlas.
Una pieza lleva a otra y De la Garza continuó con su reflexión sobre el seno y el vínculo materno en otra videoinstalación llamada Mitocondria (2006) en la que nos invita a sentarnos en un sillón tapizado con una tela floreada junto al cual hay una mesita con una larga cadena tejida que invade el espacio. El video muestra a cuatro mujeres (madre, hija, abuela y bisabuela) hablando sobre lo que recuerdan de sus madre con amor, lo que les gustaría hacer con ella y qué le dirían hoy en día.
Esta videoinstalación se presentó en distintos espacios como parte del programa Artes por Todas Partes junto con un breve taller en el que los participantes compartían sus experiencias. Cuenta la artista que muchos mencionaron el deseo de estar a solas con su madre o de viajar con ella. En otras palabras, querrían su propio día de la madre.
El 8 de junio Maru de la Garza inaugura una muestra individual en el Museo de la ciudad en Querétaro y su obra puede verse en http://www.art-marudelagarza.blogspot.com .
www.pintomiraya.com.mx

ESPAÑA / ASADO MONSTRUOSO, RECETARIO

EXPOSISCIÓN COLECTIVA
ASADO MONSTRUOSO



"BURBUJAS MUSICALES PARA SEDUCIR A TU AMANTE"

GRILLOS A LA MEXICANA
Ingredientes:
- 10 grillos por amante
- 100 gramos de pollenta por persona
- azúcar
- agua
Para acompañar y decorar:
Champagne y pétalos o flores
Modo de prepar:
Saltear los grillos durante unos minutos en una sartén con un poco de mantequilla o aceite.
Preparar o comprar minigalletas de pollenta (harina de maíz).
Colocar los grillos en el plato o sobre las galletas. Preparar caramelo, haciendo fundir azúcar y agua en una cacerola. Cubrir los grillos con caramelo caliente, sin tardar demasiado para evitar que el caramelo endurezca.
Conservar en el refrigerador. Decorar con pétalos o flores cristalizadas.
Servir fresco con champagne fría.